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Ya no se puede poner en duda el beneficio del ejercicio en las personas con EPOC, el problema en muchas ocasiones viene del esfuerzo que supone mantener su práctica en el tiempo. El baile, una forma de ejercicio que ha demostrado utilidad en diversas enfermedades neurológicas, podría ser una respuesta para superar la barrera de la desgana y aburrimiento al que pueden llevar algunos planes de ejercicio, y que provocan el abandono de los mismos.
Un estudio recien publicado ha intentado determinar si una intervención en personas con EPOC a través del baile es factible en la práctica.
Los participantes en el estudio asistieron a una hora de clase de baile dos veces por semana durante 8 semanas. Al tratarse de un estudio preliminar o piloto, el objetivo perseguido por los investigadores fue determinar la viabilidad de la intervención en base a la aceptación, asistencia, efectos adversos y satisfacción de los participantes. Secundariamente se determinó la capacidad funcional, el equilibrio, ansiedad y depresión, conteo de pasos y calidad de vida relacionada con la enfermedad.
De las 47 personas a las que se ofreció el programa, la mitad dieron su consentimiento para participar, y finalmente 20 lo completaron. No se registraron efectos adversos, y la asistencia de los participantes, con una media de edad de 73,4 años, fue del 78%. El nivel de satisfacción general fue alto, y aunque no era un objetivo primario del estudio, se objetivaron mejoras en la distancia recorrida en 6 minutos, equilibrio, y cuestionarios de evaluación del impacto de la EPOC.
A pesar de que los autores ya manifiestan la necesidad de corroborarlas mediante un estudio de mayor dimensión centrado en cuantificar el beneficio, las conclusiones apuntan a que el baile es una forma entretenida, segura y viable de practicar ejercicio para las personas con EPOC.
ENFERMEDAD PULMONAR CRONICA
