La amimia, hipomimia o expresión facial reducida es una de las características más clásicas de la enfermedad de Parkinson,
Ya en 1860 Charcot describió como propio de la enfermedad de Parkinson, la “cara de máscara”, posteriormente se ha etiquetado como “cara de poker” o “cara de piedra”, haciendo alusión a un paciente cuya cara no expresa los sentimientos. La falta de expresión en la cara puede tener un impacto negativo sobre la comunicación con otras personas, sobre las relaciones sociales y sobre la calidad de vida del paciente.
La amimia es una de las características clínicas más distintivas de la enfermedad de Parkinson y puede ser uno de los primero síntomas. Sin embargo, en muchos casos, los médicos y las familias pueden malinterpretar la amimia como falta de interés o depresión. A pesar de ser un signo clínico bien conocido, se desconoce la relación entre la amimia y otros síntomas motores o no motores de esta enfermedad.
Por otro lado, la amimia es más difícil de evaluar que otros signos de la enfermedad de Parkinson ya que, aún a día de hoy, faltan herramientas objetivas para medir la amimia y esto dificulta, aún más si cabe, su evaluación.
Un nuevo estudio evalúa la relación entre la amimia y el resto de síntomas, motores o no motores, el estado cognitivo, la depresión y la calidad de vida de pacientes con Parkinson.
Uno de los resultados más importantes de este estudio es que existe una posible relación entre la amimia y otros síntomas como por ejemplo la congelación de la marcha y el estado cognitivo. Según los hallazgos de este estudio los pacientes con amimia tienen el resto de síntomas de la enfermedad de Parkinson más severos.
Los investigadores de este estudio concluyen que la presencia de amimia en un paciente de Parkinson puede predecir la gravedad global de la enfermedad. Sin embargo, se necesita de herramientas que valoren de forma más precisa este signo.