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12 octubre, 2022 in-pacient.es

El tracto gastrointestinal está cubierto por células epiteliales que actúan como una barrera selectiva que permite la absorción de los nutrientes de la dieta y del agua desde el tubo digestivo hasta la circulación sanguínea. En este tracto encontramos una población compleja y dinámica de microbios denominada microbiota o microbioma intestinal.

El microbioma empieza a crearse  cuando nacemos y su composición, tanto en cantidad como en diversidad microbiana, aumenta y varía a lo largo de nuestra vida. Este microbioma nos ofrece muchos beneficios ya que fortalece el epitelio intestinal, recolecta la energía de los nutrientes no digeridos o no absorbidos, nos defiende de agentes dañinos y regula nuestra inmunidad. Sin embargo, varios factores tales como la dieta, la toma de antibióticos o incluso factores genéticos pueden afectar a la composición del microbioma intestinal y a sus funciones metabólicas y protectoras.

Una nueva revisión de la literatura científica resume el conocimiento actual sobre la interacción entre la dieta, el microbioma y el moco y sistema inmunológico intestinal.

La “barrera intestinal” tiene varios niveles que van desde la capa de células epiteliales, la capa de moco y el sistema inmunitario que subyace. La alteración de cualquiera de estas capas por varios factores, como los cambios en la composición del microbioma intestinal provocados por la dieta, el uso de antibióticos, la susceptibilidad genética, se asocia con la aparición de enfermedades crónicas entre las que se incluye la Enfermedad Inflamatoria Intestinal, la diabetes, la obesidad, trastornos metabólicos y otras.

Diferentes patrones dietéticos ejercen efectos distintos sobre el microbioma intestinal. De tal forma que una dieta de tipo mediterráneo (rica en fibra dietética y baja en hidratos de carbono, ácidos grasos saturados, carnes rojas y azúcar) se ha asociado con la prevención de enfermedades cardiovasculares, metabólicas y otras.

Al contrario de una dieta rica en fibra, las dietas hipercalóricas ricas en ácidos grasos saturados y azúcar y bajas en fibra dietética, lo que llamamos dieta occidental, tiene efectos perjudiciales sobre la salud cardiometabólica y también afecta negativamente a la composición y la funcionalidad del microbioma intestinal.

En esta nueva revisión se destaca la importancia del impacto de los hábitos dietéticos de una persona en la interacción entre la composición del microbioma y la barrera intestinal.

Está bien establecido que las dietas con un alto contenido de fibra y bajas cantidades de grasa y azúcar promueven una microbiota que tiene un efecto beneficioso sobre la salud al estimular la función de barrera del moco intestinal y promover la tolerancia inmunológica sobre la inflamación. Por el contrario, se ha demostrado que las dietas bajas en fibra y altas en grasas y azúcar promueven una microbiota asociada con el desarrollo de enfermedades intestinales y extraintestinales como la alergia alimentaria, la Enfermedad Inflamatoria Intestinal y la enfermedad metabólica.

Sin embargo, y a pesar del papel establecido de la dieta y la microbiota en la regulación de la salud intestinal, quedan muchas preguntas fundamentales por responder y retos por delante.

Suriano F et al. Diet, microbiota, and the mucus layer: The guardians of our health. Front Immunol. 2022 Sep 13;13:953196. doi: 10.3389/fimmu.2022.953196.

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