
Según el estudio de reciente publicación en la revista Neurology, los pacientes con esclerosis múltiple (EM) tratados con terapias modificadoras de la enfermedad ven reducida la progresión de su discapacidad.
Estudios anteriores sobre los efectos en la discapacidad a largo plazo asociados con el tratamiento de la EM han dado resultados mixtos, señalan los autores del estudio. «Los estudios de extensión y los ensayos clínicos aleatorios sugirieron que la inmunoterapia adecuada puede retrasar la conversión a EM clínicamente definida, la acumulación de discapacidad y la muerte», escribieron. «Sin embargo, los estudios observacionales han reportado resultados contradictorios». Este es un aspecto clave y no resuelto, ya que los estudios observaciones son complejos de analizar y los ensayos clínicos aleatorios que abordarían esta cuestión no son factibles ni éticos.
De hecho, una revisión y metaanálisis anteriores de la terapia para la EM remitente recidivante concluyó que no hay pruebas suficientes para evaluar los tratamientos para la prevención del empeoramiento de la discapacidad irreversible, e identificó dos preocupaciones principales: el beneficio de los tratamientos más allá de los 2 años era incierto, y los ensayos a corto plazo no proporcionan evidencia útil para obtener un perfil de riesgo confiable de los tratamientos.
En este análisis, los autores utilizaron datos de MSBase, una cohorte internacional de EM observacional con pacientes procedentes principalmente de centros universitarios. Los investigadores han incluido datos de 14.717 personas con EM para desarrollar su modelo. Los participantes tenían formas recidivantes o progresivas de EM, o síndrome clínicamente aislado. Para su inclusión, debían haber sido seguidos durante al menos un año, con tres o más visitas y habían recibido el tratamiento de la EM al menos parte del tiempo durante el seguimiento.
En la primera visita de estudio, la población era en un 71% femenina, con una edad media de 36 años y un EDSS promedio de 2 (discapacidad mínima). Las terapias más representadas fueron el interferón β/acetato de glatiramer (59% del tiempo de seguimiento), natalizumab (5%) y fingolimod (4%).
Debido a que el seguimiento en cada paciente puede incluir períodos en los que recibía tratamiento o no, cada paciente contribuía con sus datos a los grupos de personas tratadas o no en diferentes momentos a lo largo del seguimiento. De esta forma, el estudio permite comparar los resultados en personas tratadas frente a las no tratadas. Los pacientes estuvieron expuestos a inmunoterapias durante el 69% del seguimiento, con una mediana de seguimiento por paciente de 6 años. Para aquellos con 15 años o más de seguimiento, la exposición al tratamiento fue del 63% durante una mediana de seguimiento de 17 años.
Durante los períodos tratados, los participantes tuvieron menos probabilidades de experimentar recaídas, empeoramiento de la discapacidad y progresión al nivel 6 de la escala de discapacidad EDSS.
En un subgrupo de 1.085 pacientes con 15 o más años de seguimiento, los tratados tuvieron menos probabilidades de experimentar recaídas y empeoramiento de la discapacidad.
Dentro de los 15 años siguientes a la primera visita, el 13% de la cohorte tratada y el 41% de la cohorte no tratada alcanzaron el paso 6 de EDSS, requiriendo un bastón o muleta para caminar 100 metros.
Mientras que el análisis que considera la EM remitente-recidivante confirmó el análisis primario, el análisis para formas progresivas no encontró diferencias en la acumulación de discapacidad o la mejora de la discapacidad para pseudocohortes tratadas y no tratadas.
En el estudio no se observó un efecto general de las inmunoterapias combinadas en cohortes con formas de enfermedad progresivas. «Sin embargo, esta observación no descarta la posibilidad de que algunas terapias puedan ralentizar la progresión de la discapacidad en la EM progresiva, especialmente donde la actividad inflamatoria episódica se superpone», manifiestan los autores del estudio en su artículo.
El estudio proporciona «evidencia que la exposición a largo plazo a la inmunoterapia no solo reduce la actividad de recaída, sino que también evita que al menos una quinta parte del empeoramiento de la discapacidad neurológica en pacientes con EM remitente recidivante», concluyen Kalincik y sus colegas.
«En la esclerosis múltiple temprana, la recuperación acelerada de la discapacidad acumulada previamente se puede observar temprano después de comenzar la inmunoterapia», agregaron. «Por lo tanto, la inmunoterapia sostenida y a largo plazo desde las primeras etapas de la EM es aconsejable como estrategia para preservar la capacidad neurológica de los pacientes a largo plazo».
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