Otros tratamientos del Parkinson
Tratamiento quirúrgico
El tratamiento quirúrgico de la enfermedad de Parkinson se inició en los años 50 y se abandonó prácticamente con la introducción de la levodopa. Más tarde, en los años 80 se reinició debido a las complicaciones del tratamiento con levodopa a largo plazo. La cirugía de Parkinson se realiza mediante una lesión (talamotomía o palidotomía), o bien con técnicas de estimulación profunda (del tálamo, del subtálamo o del pálido). Actualmente, las más utilizadas son las técnicas de
El tratamiento quirúrgico está indicado cuando los síntomas motores (temblor, discinesias, alteraciones de la marcha, rigidez, etc) no pueden ser mejorados suficientemente con el tratamiento farmacológico.estimulación. No obstante, no todos los pacientes son buenos candidatos a cirugía de Parkinson.
Talamotomía:
Es la destrucción quirúrgica de las células de una parte del cerebro llamada Tálamo. Es una lesión irreversible con efectos secundarios permanentes que, en ocasiones, pueden alterar otras funciones como la capacidad de hablar o la de moverse. Se realiza únicamente en un lado del cerebro.
Palidotomía:
Es la destrucción quirúrgica de células específicas de la parte del cerebro llamada Globo Pálido. Es también, una lesión irreversible utilizada en casos de Enfermedad de Parkinson grave, que no responde al tratamiento farmacológico. En ocasiones, requiere una segunda intervención para conseguir los resultados que se persiguen. Esta intervención se puede realizar de manera bilateral, es decir, en ambas partes del cerebro.
Estimulación Cerebral Profunda
La estimulación cerebral profunda es un procedimiento quirúrgico que puede reducir los síntomas invalidantes asociados a la enfermedad de Parkinson, tales como el temblor, la rigidez, el agarrotamiento, el movimiento lento y los problemas al caminar.
Normalmente este procedimiento se utiliza solo en los pacientes cuyos síntomas no pueden ser controlados adecuadamente con los medicamentos disponibles.
Esta terapia ajustable y reversible, si es necesario, usa un dispositivo implantado quirúrgicamente en el cerebro, llamado neuroestimulador a modo de “marcapasos del cerebro” (similar a un marcapasos cardíaco). Este dispositivo estimula eléctricamente áreas específicas del cerebro bloqueando las señales que causan los síntomas motores incapacitantes.
La estimulación eléctrica puede ajustarse de forma no invasiva para aumentar al máximo los beneficios de este tipo de tratamiento. Como resultado, muchas personas logran tener un mayor control sobre los movimientos de su cuerpo.
Este sistema consta de tres componentes implantados:
- Electrodo: es un cable delgado y aislado que se implanta en el cerebro a través de una pequeña apertura en el cráneo. La punta del electrodo se inserta de un área determinada del cerebro
- Extensión: es un cable delgado aislado que pasa por debajo de la piel de la cabeza, cuello y hombro y que conecta al electrodo con el neuroestimuloador.
- Neuroestimulador: o “marcapasos cerebral” que se conecta, a través de la extensión al electrodo y que contiene una batería, similar a un marcapasos cardíaco. La implantación de este “maracapasos cerebral” se realiza normalmente bajo la piel cerca de la clavícula. Si el paciente lo requiere, el cirujano puede implantar el neuroestimulador bajo la piel del pecho o en el abdomen. Su función es la de generar impulsos eléctricos necesarios para la estimulación. Los impulsos eléctricos se envían a través de la extensión y el electrodo hasta las áreas deseadas del cerebro. Los impulsos se pueden ajustar de forma inalámbrica para comprobar o cambiar los parámetros del neuroestimulador.
Beneficios y riesgos de la estimulación cerebral profunda:
A diferencia del tratamiento quirúrgico expuesto anteriormente la estimulación cerebral profunda no daña el tejido cerebral sano, ni destruye las células
Se ha demostrado que la electroestimulación profunda reduce considerablemente algunos de los síntomas asociados a la enfermedad de Parkinson y los pacientes pueden reducir mucho sus medicamentos. La reducción de los síntomas depende de cada persona, pero sí que se beneficia mucho con la reducción de la cantidad de medicación a tomar, ya que mejoraremos significativamente los efectos secundarios de ésta.
Esta terapia está aprobada actualmente para tratar la enfermedad de Parkinson, el temblor esencial y la distonía.
La terapia de estimulación cerebral profunda es:
- Eficaz: mejora la calidad de vida, la movilidad, las actividades de la vida diaria y el bienestar más incluso que el mejor tratamiento farmacológico (19). Se produce un discreto beneficio sobre la depresión, pero no en la actividad social de los pacientes.
- Ajustable: los parámetros de la estimulación los puede establecer su médico para satisfacer sus necesidades específicas y puede regularse o ajustarse según las necesidades del paciente sin necesidad de otra cirugía.
- Reversible: a diferencia de otros tratamientos quirúrgicos, éste no implica la eliminación de ninguna parte del cerebro. El dispositivo puede desactivarse o extraerse si se precisa.
Riesgos de la estimulación cerebral profunda:
Puede incluir los riesgos de una cirugía. El implante del sistema de neuroestimulación conlleva los mismos riesgos que van asociados a cualquier otra cirugía cerebral.
El médico puede proporcionar más información sobre estos y otros posibles riesgos y/o efectos secundarios. Muchos efectos secundarios relacionados con la estimulación se pueden solucionar ajustando los valores de la estimulación. Puede que sean necesarias varias visitas de seguimiento para encontrar los valores de estimulación óptimos.
La terapia de estimulación cerebral profunda para la enfermedad de Parkinson no es adecuada para todos los pacientes. Sólo un médico con experiencia en esta técnica, puede determinar si se cumplen los requisitos para este tipo de tratamientos. Generalmente, no se recomienda para las personas con un diagnóstico reciente de enfermedad de Parkinson ni para aquellos pacientes que responden bien a la medicación. Se puede ser candidato a esta terapia si:
- Experimentas períodos molestos en los que no respondes al tratamiento (períodos en los que la medicación no ayuda lo suficiente y aparecen los síntomas)
- Experimentas discinesias (movimientos excesivos involuntarios)
- No responde a las dosis de fármacos dopaminérgicos .
Transplante celular y Enfermedad de Parkinson
El transplante de células dopaminérgicas se imaginó como una alternativa para tratar el Parkinson en los años 80, desde el momento en quedó claro que la pérdida de células dopaminérgicas es la causa de los problemas motores. De esa época vienen los primeros intentos, utilizando distintos tipos de células para ello, desde autoinjertos de células de la médula adrenal hasta injertos de células del mesencéfalo de cerdo.
A la vista del seguimiento a largo plazo de los pacientes de los primeros estudios y de sus resultado, hoy parece claro que cierto tipo de pacientes podrían beneficiarse del transplante de células.
Existen dos tipos técnicas de trasplante celular pero cada una tiene sus pros y sus contras:
Células madre embrionarias ( se encuentran dentro de un embrión en la fase inicial). Este tipo de células pueden generar todos los tipos principales de células del cuerpo (son pluripotentes). Se ha avanzado en la capacidad de elegir el tipo y de poder controlar su diferenciación hasta obtener las más adecuadas para cada paciente. Pueden ser dirigidas para la producción de neuronas productoras de dopamina.
Con esta técnia se pordría controlar mejor la aparición de disquinesias provocadas por el injerto, pero siguen teneidno el problema de necesitar tratamiento inmunosupresor en el receptor como otros trasplantes.
Células del propio paciente que mediente técnicas de reprogramación genética se convierten en indiferenciadas y serían capaces de reproducir neuronas productoras de dopamina. Esta técnica evita la inmunosupresión, pero continúa teniendo dos problemas: crecimiento incontrolado y aparición de tumores y la posibilidad de que al ser células del propio paciente con Parkinson, sean mas susceptibles de desarrollar la enfermedad una vez injertadas.
Otro factor a tener en cuenta para que estas técnicas puedan ser eficaces es el grado de afectación de los circuitos neuronales fuera de las células dopaminérgicas del estriado. La afectación va siendo cada vez mayor conforma la actividad dopaminérgica se reduce en el tiempo y la sustitución celular no parece que pueda resolver fácilmente este problema.
Sería lógico pensar que su utilidad sería mayor si se aplican cuando la enfermedad está en etapas iniciales o intermedias, más que si se aplican en personas con mucha afectación como se había hecho en el pasado
Las técnicas de transplante de células están evolucionando y es lógico pensar que en un futuro no muy lejano todas estas técnicas convivan. Habrá que replantearse cúal es el momento adecuado para aplicar cada una de ellas en función del momento de evolución de la enfermedad.
Sin embargo, hay muchos retos que deben superarse antes que las terapias de reemplazo, basadas en células madre, sean una realidad para la enfermedad de Parkinson Se necesita más investigación para generar células en cantidad y calidad y que éstas puedan sobrevivir y funcionar adecuadamente en el cerebro receptor.
Otros tratamientos
Tanto en estadio inicial de la enfermedad de Parkinson como a lo largo de su evolución es muy importante un abordaje multidisciplinar. Esto quiere decir que además de los tratamientos que hemos visto expuestos hasta ahora se pueden realizar otros tratamientos complementarios que nos ayudaran, como por ejemplo la terapia ocupacional, la fisioterapia, la psicoterapia, la logopedia para el tratamiento de la disartria o disfagia. Además el ejercicio físico contribuye a conservar la capacidad funcional de las articulaciones y contribuye a una vida más saludable.