Tratamiento Farmacológico del Parkinson
El tratamiento en el paciente con enfermedad de Parkinson puede ser diferente según la situación de cada persona:
- Enfermedad de Parkinson inicial: el objetivo del tratamiento es mantener la autonomía e independencia del paciente el mayor tiempo posible mediante el control de los síntomas.
- Enfermedad de Parkinson avanzado: el objetivo del tratamiento es controlar las complicaciones derivadas del uso de los fármacos en esta enfermedad tales como las disquinesias, las fluctuaciones motoras o las complicaciones psiquiátricas.
El objetivo a largo plazo de una terapia integral (farmacológica, física, ocupacional y rehabilitadora) es sacarle el mayor provecho a la función física y mental en ese momento y que se mantengan para un futuro saludable.
Tratamiento farmacológico
Hasta el momento, ningún fármaco ha demostrado tener propiedades que pudieran detener el curso de la enfermedad.
Tampoco hay un consenso claro sobre cuál es el mejor fármaco para iniciar el tratamiento ni cuándo el momento preciso para realizarlo. Es conveniente esperar a tener un diagnóstico preciso y un plan de cuidados diseñado con el especialista; no existe ninguna urgencia en iniciar el uso de fármacos.
Es recomendable iniciar el tratamiento cuando el paciente comience a notar que la sintomatología interfiere en sus actividades cotidianas y en su calidad de vida.
La mayoría de los síntomas de la enfermedad de Parkinson son atribuibles a la falta de dopamina en el cerebro. Por lo tanto, sería lógico pensar que administrando dopamina y controlando los niveles de ésta en el cerebro sería suficiente. El problema radica en que la dopamina no pasa de la sangre al cerebro directamente porque existe una barrera que se lo impide (barrera hematoencefálica). Esta barrera actúa como si fuera un muro de protección del cerebro, es selectiva, evita que pasen sustancias nocivas o tóxicas pero permite que pase el oxígeno y los nutrientes.
Para esto la industria farmacéutica ha generado la levodopa o L-dopa que es un precursor de la dopamina que sí que llega hasta cerebro y a las neuronas y allí se convertirá en dopamina.
La mayoría de los medicamentos antiparkinsonianos están dirigidos a restituir o mejorar temporalmente el nivel de dopamina. Es decir, los fármacos irán a favor de una mayor producción de dopamina o bien el retraso de la destrucción de la dopamina existente.
Los medicamentos que aumentan los niveles de dopamina son llamados dopaminérgicos. Estos compuestos pretenden aliviar la rigidez muscular, mejorar la velocidad, la coordinación de los movimientos, los problemas de equilibrio y reducir los temblores.
La levodopa y los agonistas dopaminérgicos son medicamentos clave para tratar la enfermedad de Parkinson. Ambos medicamentos aumentan los niveles de dopamina en el cerebro, pero lo hacen de formas diferentes.
La levodopa y los medicamentos dopaminérgicos se consideran tratamientos de primera línea, lo que quiere decir que, por lo general, son los primeros medicamentos que se recetan para la enfermedad de Parkinson.
Algunos médicos recomiendan empezar el tratamiento con levodopa en estadíos iniciales para obtener el máximo beneficio en la función motora y otros prefieren iniciar tratamiento con otros fármacos y esperar a añadir la levodopa cuando los síntomas son más severos y así retrasar la aparición de las complicaciones motoras que puede provocar ésta.
Otros medicamentos, tales como los inhibidores de la COMT y los inhibidores de la MAO-B, modifican los niveles de dopamina al impedir la destrucción de la levodopa. Estos medicamentos se recetan, por lo general, además de la levodopa y/o los agonistas dopaminérgicos; por lo tanto, se consideran tratamientos de segunda y tercera línea.
En la enfermedad de Parkinson, los bajos niveles de dopamina pueden afectar el equilibrio de ésta y de otro agente químico del cerebro, la acetilcolina. A veces se recetan medicamentos anticolinérgicos con el objetivo de restaurar este equilibrio. Estos medicamentos pueden ser útiles para los temblores que no responden a otros medicamentos, y se consideran un tratamiento de tercera línea.
Por otro lado están los medicamentos que controlan todos los síntomas no motores de la enfermedad de Parkinson, como la depresión, alteraciones del humor, estreñimiento, etc.
Levodopa o L-Dopa (precursor de la dopamina)
(Madopar® / Madopar Retard® / Sinemet® / Sinemet Retard® /Sinemet Plus® / Sinemet Plus Retard® )
La Levodopa es el fármaco más eficaz para aliviar la rigidez muscular, mejorar la velocidad, la coordinación de los movimientos, los problemas de equilibrio y reducir los temblores. Todos los pacientes con enfermedad de Parkinson en algún momento u otro de la enfermedad acabaran tomándolo.
Si administramos Levodopa se destruye en gran parte antes de que ésta llegue al cerebro, por ese motivo se asocia a otras sustancias como la carbidopa o la benserazida. Esta asociación pretende que llegue al cerebro la cantidad suficiente de levodopa.
Cuando administramos estos fármacos no se obtiene un resultado inmediato, se requiere de un tiempo (varias semanas) para que el cuerpo vuelva a alcanzar los niveles óptimos de dopamina y ver entonces los efectos beneficiosos del tratamiento.
Es por este motivo que si nuestro médico nos recomienda este tipo de fármacos, deberemos tomarlo a pesar que no notemos, durante los primeros días, efecto alguno. De ninguna forma iniciaremos el tratamiento y lo dejaremos de tomar sin previa consulta con el médico que nos lo ha recetado.
Si llevamos un tiempo tomando levodopa con carbidopa o con benserazida y de repente interrumpimos el tratamiento pueden aparecer reacciones serias para nuestra salud.
Advertencias:
Estos fármacos pueden producir somnolencia repentina y disminución de los reflejos, por lo que se recomienda extremada precaución en la conducción o manejo de maquinaria.
Algunos alimentos pueden retrasar la absorción de levodopa por lo que se recomienda:
- Tomar el medicamento al menos 30 minutos antes o 1 hora después de las comidas.
- Los alimentos ricos en proteínas (carne, pescado, lácteos, huevos, legumbres, habas, guisantes, frutos secos, etc) alteran la absorción de levodopa, se aconseja tomarlos sólo por la noche.
Otros medicamentos con levodopa
Stalevo® (Levodopa+carbidopa+entacapona). Es un medicamento que contiene los tres principios activos en cada comprimido.
Duodopa®(Levodopa y carbidopa) estos dos fármacos se mezclan en un gel que viene en cartuchos de plástico que se conectan a una bomba. La bomba se conecta a un tubo que se coloca en el intestino delgado. El paciente recibe dosis continuamente durante el día. Este fármaco es de uso exclusivo en hospitales.
Agonistas dopaminérgicos
Estos fármacos alivian los síntomas del Parkinson, pero suelen ser menos eficaces que la levodopa en el control de la rigidez y la lentitud de los movimientos, pero tienen ventajas a nivel de menor incidencia de efectos no deseados.
El grupo de los fármacos dopaminérgicos a su vez se dividen en dos:
- Agonistas dopaminérgicos ergóticos:
Este grupo de agonistas dopaminérgicos se llaman «ergóticos» porque se produjeron por primera vez a partir de un tipo de hongo llamado cornezuelo del centeno (ergot en inglés).
Se comercializan desde hace muchos años y se emplean principalmente para tratar la enfermedad de Parkinson, bien en monoterapia o bien combinados con otros medicamentos. También se utilizan para el tratamiento de otras enfermedades.
Entre ellos que figuran: Bromocriptina (Parlodel®), Lisurida (Dopergin®), Pergolida (Pharken®) y Cabergolina (Sogilen®, Dostinex®)
Estos medicamentos se deben tomar con las comidas y así evitar las posibles molestias en el estómago.
- Agonistas dopaminérgicos no ergóticos:
Entre los que figuran Pramipexol (Oprymea® y Mirapexin®) y Ropinirol ( Adartrel®, Reguip®, Requip-Prolib® y Rolpryna®)
Se utilizan en fases tempranas de la enfermedad para retrasar el tratamiento con levodopa.
- Otros agonistas dopaminérgicos no ergóticos:
Rotigotina (Neupro®) parche transdérmico.
Apomorfina (APO-go PEN®) inyección subcutánea. Es el primer agonista dopaminérgico usado en la enfermedad de Parkinson.
La apomorfina, mediante esta forma de administración, es eficaz para frenar los episodios “off” predecibles y súbitos, y permite cierta independencia a pacientes con fluctuaciones fuertes, que presentan episodios off con frecuencia impredecibles. (Enfermedad de Parkinson avanzada).
Amantadina (Amantadine Level®)
Este fármaco incrementa la liberación de dopamina en las terminaciones nerviosas.
Safinamida (Xadago®)
Fármaco de reciente aprobación. Xadago® .Se presenta en comprimidos (50 y 100 mg) y solo se podrá dispensar con receta médica. El tratamiento debe iniciarse con una dosis de 50 mg al día auqnue el médico puede aumentar la dosis hasta 100 mg diarios, en función de las necesidades del paciente.
- Está indicado para pacientes adultos con enfermedad de Parkinson idiopática como tratamiento añadido a una dosis estable de levodopa (L-dopa) administrada sola o en combinación con otros medicamentos antiparkinsonianos en pacientes con etapas intermedias o avanzadas de la enfermedad.
- La safinamida, un inhibidor reversible altamente selectivo de MAO-B (monoaminoxidasa B) que produce un incremento en los niveles extracelulares de dopamina en el núcleo estriado.
- En los ensayos clínicos la safinamida ha mostrado que mejora el tiempo “on” en pacientes con fluctuaciones motoras, actualmente tratados con levodopa sola o en combinación con otros medicamentos antiparkinsonianos.
- Las reacciones adversas más comunes observadas durante el desarrollo clínico fueron disquinesias, somnolencia, mareos, dolor de cabeza, insomnio, náuseas e hipotensión ortostática (disminución de la tensión arterial al cambiar la postura).