La mayoría de las personas con enfermedad de Parkinson experimentan síntomas gastrointestinales, siendo el estreñimiento uno de los más frecuentes. La aparición de estreñimiento puede ser previo al diagnóstico de Parkinson, por lo que se considera un síntoma prodrómico y está asociado a una disminución de la calidad de vida en personas con Parkinson.
El término “estreñimiento” es una generalización que involucra problemas para defecar. Se considera estreñimiento a menos de 3 deposiciones por semana y si ocurre durante 3 meses o más se denomina estreñimiento crónico.
Una vez identificado, el tratamiento de los síntomas de estreñimiento incluye modificaciones del estilo de vida como aumentar el ejercicio, aumentar la toma de líquidos y la ingesta de fibra dietética.
Por otro lado, el estreñimiento se asocia a alteraciones microbianas y aumento de la inflamación y permeabilidad intestinal que puede potenciarse en enfermedades crónicas debido a interacciones en el sistema inmune, o sistema de defensa de nuestro organismo.
Se sabe poco sobre el impacto de las diferentes dietas sobre los síntomas y la progresión de la enfermedad de Parkinson. La dieta mediterránea es un patrón dietético potencialmente neuroprotector que fomenta el consumo de frutas coloridas, verduras, legumbres, cereales sin refinar y productos lácteos fermentados. Estos alimentos proporcionan una fuente de antioxidantes, fibras dietéticas y compuestos beneficiosos para las bacterias intestinales.
Se sabe que una mayor adherencia a la dieta mediterránea se ha asociado a mayor riqueza del microbioma y mayor abundancia de bacterias beneficiosas.
Se han publicado los resultados de un ensayo clínico cuyo objetivo fue determinar el impacto una dieta mediterránea sobre el estreñimiento, la permeabilidad intestinal y la inflamación intestinal en personas con Parkinson con síntomas de estreñimiento.
Los investigadores de este nuevo estudio concluyen que la dieta mediterránea reduce los síntomas de estreñimiento en personas con Parkinson. Además, esta dieta tiene un beneficio adicional que es una mayor ingesta de fibra dietética y menor inflamación intestinal.
Existe la necesidad de mayor investigación sobre el impacto de la dieta mediterránea en la composición del microbioma, sobre la inflamación sistémica y sobre el eje intestino-cerebro.
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