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La enfermedad de Parkinson afecta de forma significativa a la vida diaria de los pacientes y supone una pesada carga para las familias, los cuidadores y la sociedad. El deterioro de la marcha es un síntoma motor particularmente frecuente en todas las etapas de esta enfermedad. Los pacientes pueden experimentar, desde su fase más inicial, movimientos asimétricos en las extremidades, una reducción en la velocidad de la marcha y en la longitud de la zancada.
A medida que avanza la enfermedad los cambios en la marcha se vuelven más pronunciados, como lentitud de movimientos, incapacidad para realizar movimientos delicados, pasos arrastrados, giros fragmentados y problemas para iniciar la marcha. Y en las etapas más avanzadas de la enfermedad aparece la congelación de la marcha o períodos transitorios que se caracterizan por la incapacidad para progresar los pies hacia delante durante la marcha, con el consecuente riesgo de caídas y la necesidad de utilizar dispositivos de asistencia. Un estudio mostró que casi dos tercios de las personas con Parkinson experimentaron caídas dentro de los 7 años posteriores al diagnóstico, lo que llevó a mayor riesgo de fracturas y un estilo de vida sedentario.
Entre todos los síntomas motores de la enfermedad de Parkinson, las alteraciones de la marcha afectan principalmente a la calidad de vida. Por lo tanto, es crucial desarrollar estrategias para controlar este síntoma y mejorar la calidad de vida de los pacientes de Parkinson.
Por otro lado, sabemos que la ansiedad es un problema emocional común que puede afectar hasta una cuarta parte de las personas con Parkinson. Durante la práctica clínica se observa que las alteraciones de la marcha son más marcadas en las personas con Parkinson y ansiedad. Sin embargo, el impacto de la ansiedad sobre las alteraciones de la marcha en estos pacientes está poco investigado.
Se han publicado los resultados de un estudio que evalúa el impacto potencial de la ansiedad en la marcha mediante un análisis cuantitativo de los parámetros de la marcha en pacientes de Parkinson con y sin ansiedad.
Los resultados de este estudio nos muestran que el rendimiento de la marcha fue generalmente peor en pacientes con ansiedad en comparación con aquellos que no tenían ansiedad. Estos resultados implican una estrecha relación entre la ansiedad y los trastornos de la marcha en personas con Parkinson. La ansiedad afecta potencialmente el rendimiento de la marcha y afecta negativamente la calidad de vida de estos pacientes.
En conclusión, este estudio nos muestra que las alteraciones de la marcha son más pronunciadas en los pacientes con Parkinson con ansiedad, particularmente manifestada con una velocidad más lenta de la marcha, una longitud de la zancada más corta.
Este estudio identificó a la ansiedad como un factor independiente que influye sobre los trastornos de la marcha. Esto nos destaca la importancia de considerar a la ansiedad en el tratamiento de precisión para lograr mejores resultados en el Parkinson.
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