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A día de hoy siguen sin conocerse las causas que originan la enfermedad de Parkinson de aparición tardía, es decir aquella que afecta a adultos mayores de 65 años. Una pequeña porción se debe a causas genéticas y la gran mayoría de casos se deben a causas ambientales solas o interactuando con la susceptibilidad genética.
Los contaminantes del aire del ambiente pueden provenir de fuentes naturales (por ejemplo incendios forestales, tormentas de polvo, erupciones volcánicas, etc.) y de actividades humanas como el humo de los coches, de las industrias, etc.
En las últimas décadas la evidencia científica sugiere que los contaminantes del aire juegan un papel importante en el origen y desarrollo de la enfermedad de Parkinson, pero los datos son limitados e inconsistentes.
Recientemente se han publicados los resultados de un estudio en el que participaron más de 47 mil mujeres estadounidenses seguidas entre 2003 y 2018, para evaluar la asociación de la exposición ambiental a partículas y dióxido de nitrógeno y su relación con la aparición de la enfermedad de Parkinson.
El dióxido de nitrógeno (NO2) es un contaminante atmosférico cuyas fuentes fundamentales son el tráfico, las emisiones de determinadas industrias y la combustión. Se alcanzan niveles más altos en áreas urbanas con mayor densidad de tráfico. Se estima que más del 75% del dióxido de nitrógeno del aire ambiente se debe al tráfico de vehículos.
Según los resultados de este gran estudio en mujeres estadounidenses, se encuentra que a mayor exposición del dióxido de nitrógeno del ambiente mayor riesgo de desarrollar enfermedad de Parkinson.
La contaminación del aire representa un riesgo ambiental omnipresente y sustancial para la salud humana. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) l 99% de la población mundial vive en áreas que exceden los estándares de calidad del aire de la OMS en 2019.
La exposición ambiental a contaminantes del aires se ha estudiado ampliamente como factor de riesgo modificable en accidentes cerebrovasculares, enfermedades cardiovasculares, cáncer de pulmón, enfermedades respiratorias y diabetes. La enfermedad de Parkinson de inicio tardío (mayores de 65 años de edad) tarda décadas en desarrollarse, durante las cuales muchos factores ambientales pueden iniciar o modificar la progresión a esta enfermedad,
En conclusión este nuevo estudio muestra de forma consistente que la exposición ambiental al dióxido de nitrógeno se asocia con el riesgo de desarrollar enfermedad de Parkinson en mujeres. El riesgo de padecer Parkinson era más evidente entre las mujeres que vivían en zonas urbanas y en barrios más desfavorecidos.
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